"La mitad de los problemas en el mundo se
solucionarían si las personas pusieran en práctica los conceptos que promueven." - Yo
En uno
de mis tradicionales viajes al Centro de Medellín me encontré con Joaquín, un
ex-compañero de estudio, crítico y fumador a morir. Era de los
que siempre señalaba el problema pero no la solución. Por encima se le veía que
terminaría metido en la política.
“Qué
más Juan!! Cómo vas? Qué me cuentas de tu vida?”, me dijo con cierta euforia
actuada, a la vez que extendía sus brazos para darme un abrazo.
“Bien,
bien. Sin mucha novedad”, respondí con poco entusiasmo, y con cierta cara de
rechazo mientras lo abrazaba de vuelta y tenía cuidado con el cigarro que tenía
él en su mano.
No
quiero entrar en el detalle de toda la conversación, pues si lo hiciera
perderían el interés en esta historia. Me limitaré entonces a describir de
manera detallada la parte final de la misma.
Valga
aclarar, y para entender lo que les voy a narrar, que por aquellos días Joaquín
resultó ser un candidato al Concejo de Medellín, su botón pegado en la camisa dejaba
leer ‘Vota 5 por Joaco’.
Sin más
preámbulo voy al grano del asunto.
Joaquín
me dice: “Juancho, y contame. Por quién tenés pensado votar en estas
elecciones?”
“Por
nadie”, le respondo. “Creo que el voto en Colombia es algo por lo cual no vale
la pena esforzarse”
“Juancho,
creo que estás equivocado. No estás teniendo en cuenta el concepto de sociedad.
Si queremos hacer sociedad entonces tenemos que votar. Pensar que nuestro voto
no hace la diferencia es algo que no es propio de alguien inteligente, como tú”, dijo
cual si fuera un sacerdote dando un sermón.
Debo
ser honesto, me ofendió lo que dijo respecto pensar que si no voto entonces
sería ‘poco inteligente’. Sin embargo, respiré profundo y procedí a aclararle
mi argumento.
“Joaquín,
te puedo preguntar algo distinto a este tema de política?”, interrogué de
manera abrupta.
“Sí,
claro!”, me respondió con su sonrisa fingida.
“Por
qué fumas?”, le pregunté.
“Cómo
así que por qué fumo?”
“Sí, yo
quiero que me cuentes cuál es la razón por la que fumas”, enfatizo, mientras él
responde con mirada capciosa: “Fumo porque me relaja”
“Entiendo…
Eso quiere decir que cuando fumas pensás en vos, en tu ser, en tu
tranquilidad?”
“Mmm,
sí… ya que lo pones de esa manera, sí. Pienso en estar más tranquilo”
“Vale,
perfecto. Entonces te aclaro: yo no voto por la misma razón que vos fumás”, le
respondí de manera seca.
“Cómo
así?”, me contestó con cara de no creer mi argumento.
“Mirá,
seamos honestos: en Colombia, las personas que elegimos son corruptas, y el
ente que regula la votación – la Registraduría – es uno de los tantos untados
de tal corrupción. No existen garantías para asegurar que mi voto irá
directamente a quien quiero que me represente. Cuando digo que no voy a votar
es porque estoy pensando en mí, pienso por ejemplo que mi tiempo es valioso y
no quiero irlo a desperdiciar votando, mi dinero vale y no quiero derrocharlo
en el desplazamiento hasta la sede de votación y mi opinión es valiosa para que
sea ignorada por un sistema corrupto.” Y
finalicé de manera tajante diciendo: “yo votaré y pensaré en tu concepto de
sociedad cuando tú pienses en mi concepto de medio ambiente y dejes de
contaminarlo. Cuando tú fumas piensas en ti, no piensas en los que no lo
hacemos y nos estamos viendo afectados; cuando yo no voto, pienso en mí, y no
estoy viendo a quienes afecto por mi falta de participación ciudadana.”
Joaquín
cambió su semblante, se rió de manera hipócrita mientras se iba diciendo “hasta
luego, Juacho”.
Hasta
el día de hoy me pregunto si el medio ambiente hace parte de ese concepto de
sociedad del que hablaba Joaquín.
Juan Camilo Marín